El más conocido es el virado al sepia (que solemos relacionar con las fotos antiguas), muy empleado en los primeros tiempos de la fotografía. Esta transformación se debe a un proceso químico y no a un envejecimiento natural, que busca preservar la copia alargando su vida útil. El virado a sepia se consigue mediante la aplicación de sulfuro. Otros virados muy utilizados son los obtenidos a partir de la aplicación de hierro (tonalidad azulada) o de selenio (tonalidad marrón).
Gracias a este proceso, ya sea por procedimientos tradicionales -como en esta práctica nº 9- o digitales, podemos dotar a nuestras imágenes de una mayor expresividad, creando retratos o paisajes evocadores, atmósferas oníricas...
La fotografía es de Pilar García Merino. Puedes ver algo de su trabajo aquí y aquí.